Con el cambio de legislatura siempre viene una sensación de incertidumbre entre quienes por una u otra razón trabajan con el Congreso local (o a pesar de, en buena parte de los casos). Los partidos políticos alistan sus iniciativas para marcar agenda, se apresuran a sacar adelante temas impopulares que les podrían perjudicar más cerca de las elecciones, y quienes ocupan un curul por primera vez buscan apoyos con organizaciones civiles y otros sectores de la sociedad. Pero la verdad es que nadie sabe lo que vendrá, las intenciones pueden ser unas, pero los tiempos políticos siempre influyen.
Pensando en esto, platicaba recientemente con una amiga sobre el atraso que tenemos en Chihuahua respecto a otras entidades sobre los derechos de las personas LGBT+ y los derechos de la mujer. Sabemos que hay muchas causas y entre ellas está la ola de violencia que azotó a nuestro estado hace algunos años, que desarticuló a la sociedad civil organizada y les hizo trabajar en estado de emergencia. También la influencia de la iglesia, que durante años ha estado metida en el congreso de una u otra manera.
Y es que durante años hemos estado metidos en una discusión inútil sobre si se deben respetar o no todas las formas de hacer una familia. Si los matrimonios entre personas del mismo género se deben llamar matrimonios, no vaya a ser que se incendien las biblias cuando se apruebe la ley, no tenemos tantos bomberos…
Entre risas (para no llorar), en la plática salió una parte de la agenda que tenemos pendiente:
- A ver si ahora sí se vota el matrimonio igualitario.
- Sí, y la ley de identidad de género.
- Y que se reconozcan los crímenes de odio contra personas LGBT+.
- Y se respeten los protocolos de atención a víctimas del delito especializados en diversidad sexual.
- Y que se combatan las Terapias de Conversión.
- Y el aborto legal.
- Ojalá se destinen recursos a las organizaciones LGBT+, ya que andamos soñando.
(risas)
Nos falta mucho camino por recorrer, a unes más que a otres. Ya es hora de que en México se dejen de vulnerar nuestros derechos institucionalmente. El “avance” de la derecha (como si alguna vez hubiera retrocedido) en estas últimas elecciones me da miedo, pero también me da esperanza ver a mi alrededor a tanta gente que ya no se va a hacer a un lado cuando quieran pisotear sus derechos. Que cada vez seamos más.